sábado, 8 de octubre de 2011

Homilía para el domingo 28º del tiempo durante el año

Pidamos primero a nuestra Hermosa Madre, la Virgen María, que nos acompañe en la escucha y en la meditación de la Palabra y que nos consiga del Espíritu Santo el don de entenderla.
Alguna vez en la vida hay que detenerse y pensar seriamente qué es lo que nos ofrece Dios: participar de su banquete, que es un banquete de bodas, y en esas bodas, como Iglesia, su Iglesia, somos la novia. Es decir, nos tiene que llegar al alma que Dios estableció con nosotros una relación que quiere llegar a ser esponsal, espiritual pero esponsal. Su voluntad es querer compartir todo lo que Él tiene con nosotros y que nosotros compartamos con Él todo lo nuestro, tanto lo que son dones suyos como lo que son obras nuestras (y todos sabemos que nuestras obras, las obras que son propiamente nuestras son los pecados, lo demás todo es gracia). En ese encuentro total con Él lo que se va a producir en nosotros es la transformación, la purificación, el embellecimiento total de esta novia que por iniciativa y gracia de Dios ha sido enamorada por el Dios bueno e invitada al matrimonio definitivo y eterno.
Esto, tan maravilloso, contrasta con la realidad: la novia no quiere casarse. La humanidad no quiere ser parte de "la novia", ni le interesa la fiesta. La humanidad está ocupada en sus asuntos. Y muchos que son "la novia" están olvidando el amor del novio, porque quieren al novio para sus asuntos personales. Se olvidan o se desentienden de amarlo. No lo aman más, si es que alguna vez lo amaron. A veces quieren estar en la fiesta, es decir, disfrutar de los dones de Dios, pero sin estar vestidos para la ocasión, sin tener vestido de fiesta, como pasa con los que comulgan sin intención de tener comunión de vida con Jesús, sólo comulgan para "tener" a Dios cerca, pero no quieren darle el corazón a Dios.
Dios es bueno, pero ve todo y no es posible engañarlo. Él llama a todos, pero sólo escoge a los que le dicen con verdad que sí. Tiene derecho a hacerlo, porque es Dios, y el ser humano que habiendo sido invitado al banquete prefiere desoír la llamada y ocuparse de sus asuntos propios, se pierde el don de los dones y desaira al que se lo ofrece.
Hoy, nuestro mundo, está así, demasiado encerrado en sus asuntos por un lado, "secularizado" le dicen. Pero por otro lado, muchos quieren tener una relación con lo divino al modo anterior al que Jesús nos vino a enseñar, es decir, se quiere volver al "paganismo", a querer manejar a Dios o a tener una relación con Él transaccional.
Tanto unos como los otros son invitados a un encuentro personal, interpersonal, con Dios (que es persona divina, tres personas divinas y un solo Dios), que no es una fuerza cósmica, ni la suma de las energías. Toda energía existente es creación suya. Él no es energía. Él es todopoderoso, tiene el poder absoluto, pero ese poder no es energía, sino algo infinitamente superior.
Los que hemos escuchado la invitación, los que hemos oído el anuncio, la buena noticia, los que nos hemos encontrado con Jesús, y hemos conocido el amor que Dios nos tiene, sabemos del gozo indecible que nos da, y de la ternura infinita de este Dios bueno y justo. Cuidamos de no distraernos, para no perder la comunión de vida con Él, pero purificamos permanentemente nuestra intención y nuestras actitudes para que sean la mejor respuesta de amor que podamos dar. Queremos ser la novia. Queremos ser santos porque Él es santo y la novia no puede no estar absolutamente enamorada de este esposo. Y esa es la santidad, la transformación producida por el amor verdadero, el mejor traje de fiesta.
Que nuestra Hermosa Madre, la Santísima, nos aliente a la comunión total de vida con el que se entregó totalmente por amor a nosotros para que "sin mancha ni arruga" al modo de decir de San Pablo, seamos su esposa, la Iglesia.
El Señor bendito y la Hermosa Madre nos bendigan mucho.

1 comentario:

miriam dijo...

hermosa homilía, llena de luz y esperanza. real y agudo pantallazo sobre nuestra realidad como sociedad. como se hace para lograr el cambio de la sociedad??? el cambio total de la sociedad en su conjunto, como lo instrumentaremos??'
no lo sé...solo creo que debemos mirar lo micro, no lo macro, y enfocarnos en eso. miremonos a nosotros primero, a c/u de nosotros, a los seres con quienes compartimos la vida cada día, los que tenemos al lado, nuestra familia,vecinos, compañeros de trabajo, alumnos, etc y tratemos de comenzar la transformación por ahí...
Si todos nos concientizamos que esta sociedad donde todo es "light", "sin compromiso", "ya", "ahora", "sin dolor", "pasarla bien", etc, etc, etc...es una sociedad condenada al mas aterrador fracaso, entonces, de a poquito, cada uno desde su lugar, con humildad, entrega y compromiso, iremos vistiendo la ropa adecuada para participar del banquete.
pidamos a Dios nos dé su LUZ para ir caminando, despacio pero con paso firme, hacia el banquete al que todos somos invitados...
NO DEJEMOS DE LADO, NI MENOSPRECIEMOS ESTE AMOROSO OFRECIMIENTO A SER PARTE IMPORTANTE DE ÉL.

Dios nos bendiga siempre