Pidamos en primer lugar a
La tierra humillada y rescatada
La tierra de Zabulón y Neftalí,
Y perdieron, fueron desterrados, humillados, vencidos, quedaron en tinieblas.
Isaías alentaba a la unión entre los dos reinos, el de Israel y el de Judá, alentaba a conservar la alianza de Dios, a mantener la fidelidad a Dios. Y proclama su profecía que anunciaba que el pueblo que caminaba en tinieblas vería una luz grande, porque Dios vencería. Esa profecía podría haberse cumplido de inmediato si los reyes de Judá y de Israel se hubiesen unido. Sin embargo, esa profecía vino a cumplirse con el Mesías, el Hijo de David, el Rey que uniría todos los pueblos. La profecía de Isaías comenzaba a hacerse realidad con el primer anuncio de Jesús: “Conviértanse, porque el Reino de los cielos está cerca”. Se levantaba
El anuncio de
Las dos expresiones juntas (“Vuelvan a Dios” y “El Reino de los Cielos está cerca”) debían ser dichas juntas para dar fuerza de cumplimiento de la profecía. Por eso era la proclamación de
Esa profecía y ese cumplimiento de la profecía no era sólo para los que estaban allí escuchando, junto al lago, o en Cafarnaúm, o en
El llamado a ser discípulos misioneros
Por eso el Señor Jesús llamó a Simón Pedro y a Andrés, a Santiago y a Juan, los primeros discípulos misioneros, los primeros que escuchando
El anuncio de Jesús no era sólo para recibirlo. Había que desparramarlo, compartirlo, extenderlo, hacer que llegue cada vez a más gente.
Aún hoy continúa siendo compartido y se va extendiendo. ¡Qué honor para nosotros servir en esa tarea! Somos los continuadores de la tarea de Jesús y sus apóstoles. Somos los depositarios de ese tesoro: La promesa de Dios se está cumpliendo y todos caben en ella.
La inmediatez de la respuesta
Llama la atención la inmediatez de la respuesta de los discípulos: “Inmediatamente, dejando todo, lo siguieron.” Sintieron que lo de Jesús no era “algo” interesante, como algo que estuviese diciendo cualquier otro predicador del momento. Sintieron que el anuncio de Jesús era “lo” importante, que Dios se hacía presente cumpliendo su promesa. Lo que el pueblo esperaba desde hacía siglos comenzaba a ser realidad. La verdad de la obra de Dios justificaba abandonar todo proyecto personal, todo plan familiar, toda tarea urgente, por hacer la más importante.
La misión: recorrer, enseñar, proclamar y sanar.
Jesús comenzó a recorrer toda
Como no todos respetan a todos, hay heridos, hay enfermos, hay dolientes. Jesús como signo del Reino que está cerca sana las enfermedades y dolencias de la gente.
Dos milenios después de esa profecía cumplida nosotros decimos y afirmamos que aún se está realizando. No lo afirmamos con el desánimo de que el dolor aún continúa, que las opresiones aún están, etc. Lo afirmamos con la esperanza que ve a Dios actuando con una paciencia infinita por todos, porque quiere que todos los hombres se salven. Esa esperanza no se cansa, porque vea a Dios actuar permanentemente por los signos del amor de Jesús dejados a su Iglesia, los sacramentos, y porque Jesús sigue actuando entre la gente, en las familias, en las comunidades, en los servicios que el Espíritu ha inspirado y moviliza. Porque ve actuar a Dios que habla por muchos inspirados por Él que anuncian la buena nueva de la justicia y la libertad a los pobres y oprimidos, anuncio con hechos y gestos que liberan. Aún queda por hallar al último humillado y anunciarle
Aún nos queda continuar la obra de los apóstoles y misioneros. Este tiempo es nuestro tiempo, es nuestra responsabilidad.
La forma del anuncio debe adaptarse al público que lo recibe para que sea entendido.
Somos pescadores de hombres y mujeres. Los sacerdotes predicamos por mandato de Jesús a todos, especialmente a las comunidades en el ámbito de
Para tener esa vivencia nos hizo falta tener un encuentro personal con el Señor Jesús, y haber sido tocados por Él, transformados por Él. Nos hizo falta haber tenido su llamado que nos descolocó, que nos hizo dejar todo lo que teníamos entre manos para seguirlo. Algunos viven esto, otros aún no. ¿Buscamos acaso garantías que nos aseguren que nuestro seguimiento no será en vano?
¿Buscamos seguridades que nos protejan de los costos de ser discípulos misioneros del Señor?
¿Vamos a ayudar a la gente en sus dolencias sólo cuando no nos cueste esfuerzo?
¿Queremos ser espigas llenas de granos sin entregar los granos?
¿Queremos ser granos que no tengan que pasar por la molienda para hacerse harina?
¿Queremos ser harina sin que nadie nos tenga que amasar para hacernos pan?
¿Queremos el Pan de Vida sin ser parte de él?
Cada uno debe ver qué redes aún tiene en sus manos, a qué padres aún obedece más que al Señor, qué barcas y mar aún no se anima a dejar. La conversión es el viraje de la fe, el viraje que el creyente por fe en el Señor hace con su vida al abandonar su propio camino para seguir el del Maestro. Esa conversión también nos toca a nosotros hoy.
Que María, la primera discípula que hizo el viraje de la fe al hacerse servidora del Señor, nos anime a entregarnos con alegría a este gran don del llamado de ser discípulos misioneros. Que el Señor bendito y
3 comentarios:
Esta homilía me ha cuestionado profundamente, me hace sentir hoy el llamado de Jesús para que yo me convierta y sea discípula.
No es algo histórico que ya pasó.
Es hoy.
Es a mí.
" A veces ni hace falta nombrar a Dios, ni a la Iglesia, ni el evangelio, ni ningún documento, porque el mensaje puede ser dicho con la vida, debe ser dicho con la vida, la forma de vivir de los que a ultranza ven al otro y lo respetan, lo cuidan, lo defienden y lo aman"....creo que esta es la esencia del cristiano: VIVIR la Palabra.
tarea hermosa, gratificante, pero ardua, y nos lleva toda la vida realizarla a conciencia.
pidamos a Dios la gracia y la constancia para vivir como verdaderos cristianos.
un sincero abrazo. que Dios los bendiga siempre
¡Altamente cuestionante en todos los aspectos que aborda la Homilia!... Algo es importante y en ello coincido con Helena, "Es hoy, y me toca a mi". Además debo tener conciencia que al final de la vida tendré que llegar siendo masa y para ello habré pasado por muchísimos golpes que quizás deterioren el cuerpò y lo desgarren y llenen de moretones. Lo único importante será lo que pueda leer en la conciencia, donde queda escrito todo lo que quise hacer, intenciones, buena o mala voluntad, es decir aquello que no se ve, pero es lo principal porque describe mi verdadera actitud. Bendito sea Dios que siempre nos permite ir buscando la luz.
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