viernes, 11 de noviembre de 2011

Homilía para el Domingo 33º del tiempo durante el año.

Pidamos en primer lugar a nuestra Hermosa Madre, la Santísima Virgen María, que sea una vez más Madre con nosotros y nos consiga del Espíritu Santo el don de entender la Palabra de Dios.
Dios nos da talentos, para que los hagamos multiplicarse. Son sus talentos, no nuestros. Somos administradores y, al serlo con responsabilidad y fidelidad hasta en lo pequeño, gozamos de lo mismo que goza Dios: hacer las cosas bien y por amor.
Enterrar el talento por temor a dar, por temor a responderle más a Dios, es conformarse con la mediocridad, con la mezquindad, con la pobreza de un corazón perezoso y malvado.
Ser parte de la creación de Dios, ser parte de su pueblo llamado a ser luz de las naciones, ser miembros de su familia al ser hecho hijos por el bautismo, el ser miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, el ser la esposa de Cristo como Iglesia que somos... todos estos son motivo más que suficiente para alegrarnos de hacer multiplicar sus talentos, sus dones, sus gracias, y hacer crecer su Reino. Cuanto más hacemos crecer Su Reino más se entrega a los hombres y mujeres del mundo que lo ansían y lo necesitan. Más se derrama Dios en el mundo cuando yo más me entrego.
Al ser fieles en lo poco que nos corresponde hacer cada día participamos en lo mucho del gozo del Padre por salvar al mundo por la entrega de su Hijo y sus hijos.
¿Qué sucede en el que necesita el talento que tengo y se encuentra conque lo enterré, lo escondí, lo tapé? Sufre, y sufrirá hasta que lo desentierre y Dios lo dé a otro que tiene más talentos y lo haga fructificar. ¿Y a mí, qué me pasará? Me echará afuera. 
¿Acaso es injusto Dios por echarme porque fui irresponsable? ¿No fui yo el irresponsable? ¿No fui yo el injusto con Él y con los que necesitaban mi talento? Dios nunca comete una injusticia. Y su misericordia no anula la injusticia. Aunque queramos creer que Dios es medio sonso y que podemos pasarlo por arriba con nuestra irresponsabilidad y no hacernos cargo, Dios es el sabio y yo el necio. Más me vale que rectifique mi conducta y mi intención, para que mi vida se transforme en una verdadera glorificación a Dios en todo lo que haga.
Felices, entonces, los que no se cansan de ser responsables. Felices los que no dejan de ser honestos aunque nadie más lo sea. 
Felices los que con valentía, compromiso y constancia, dan lo mejor que tienen y sirven a los demás.
Felices los que se alegran de servir.
Felices los fieles hasta en lo pequeño.
Felices los que pueden dar a Dios frutos nuevos cada día.
Felices los que tienen las manos llenas de obras buenas.
Felices los que en la humildad del día a día hacen obras enormes en amor, como la Virgen María, servidora del Señor.
El Señor y la Hermosa Madre nos bendigan mucho.

2 comentarios:

miriam dijo...

COMPARTIR = (partir con). HERMOSA PALABRA. DEFINE AL CRISTIANO.
SOMOS MIEMBROS DE UN TODO (LA IGLESIA). ENTONCES COMPARTAMOS NUESTROS DONES, NUESTRAS ALEGRÍAS, NUESTRAS PENAS, NUESTROS BIENES, ETC. PARA QUE ESE TODO SEA MUCHO MAS QUE UNA SUMA DE INDIVIDUOS DONDE CADA UNO VE SUS NECESIDADES Y NO VE AL HERMANO QUE TIENE AL LADO.
SEAMOS UNA FAMILIA!!!!!...VIVAMOS COMO UNA FAMILIA!!!!...CREO QUE ESA ES LA ESENCIA DEL "SER CRISTIANO".

"Felices, entonces, los que no se cansan de ser responsables. Felices los que no dejan de ser honestos aunque nadie más lo sea. Felices los que con valentía, compromiso y constancia, dan lo mejor que tienen y sirven a los demás. Felices los que se alegran de servir. Felices los fieles hasta en lo pequeño. Felices los que pueden dar a Dios frutos nuevos cada día. Felices los que tienen las manos llenas de obras buenas. Felices los que en la humildad del día a día hacen obras enormes en amor, como la Virgen María, servidora del Señor". SEAMOS FELICES VIVIENDO DE ESTA MANERA NUESTRO PASO EN LA TIERRA CAMINO A LA CASA DEL PADRE!!!!

que Dios nos bendiga siempre

Anónimo dijo...

Golpea muy fuerte ver que mi mediocridad hiere al mundo y hace sufrir a aquellos que no tienen la gracia de haber nacido al privilegio de ser Iglesia de Jesús el Redentor.
Quedarme inerte es ser responsable del homicidio espiritual de quienes no encuentran en su vida la generosidad que da el Amor.
Enorme compromiso!!! No es para quedarnos sordos, voluntarios, otros necesitan lo que a mí se me ha dado gratis. Dios Bendiga al mundo entero, para que nuestra Iglesia se santifique también por nosotros.