sábado, 26 de noviembre de 2011

Homilía para el Primer Domingo de Adviento - Ciclo B

Primero, pidamos a nuestra Hermosa Madre, la Santísima Virgen María, que ruegue al Espíritu Santo que nos conceda el don de entender esta Palabra.

¿De qué es lo que nos está previniendo el Señor? ¿De qué quiere que tengamos cuidado?
Si dejo que el evangelio de hoy me invada, me hable al fondo de mi corazón, yo siento que me dice: «Cuídate de ti mismo». «Tienes todo en ti para amar como Yo, pero si no quieres no lo harás, y si no lo haces ¿qué obras me presentarás cuando Yo regrese?».

La ocasión será cuando venga Él, «el dueño de casa», pero no es para tener miedo de Él, miedo que tienen los inmaduros que se esconden de la autoridad por temor a ser reprendidos, miedo que tienen los transgresores que quieren pasar impunes, y que para zafar mienten, y hacen de su vida una mentira porque viven en las tinieblas escondiendo sus obras.
¿De quién tengo que temer? De mí mismo, de mi propio capricho, de mis impulsos egoístas, de mi corazón duro y cerrado. Porque me haré perder el don de amar, me haré perder el don de hacer felices a otros, arruinaré la obra de mis manos porque serán obras de soberbia y de vanidad, de orgullo y de egoísmo. Soy mi mayor peligro. Debo buscar salvarme de mi lado oscuro, de mi lado egoísta. Pero no me puedo salvar solo, ni siquiera con todas las técnicas de la New Age, ni con mandalas, ni con música esotérica, ni con yoga, ni con masajes para descontracturarme, ni con escapar del mundo hasta el inmenso "vacío" cósmico... 
Mi corazón necesita un Salvador, porque no alcanzo jamás a salvarme solo. No tengo la capacidad para soltar las cadenas más ocultas que aprisionan mi interior y que me atan a vicios y pecados que no confieso, porque si los confesara al Salvador de verdad a través del Sacramento de la Reconciliación experimentaría esa salvación que anhelo.
No se puede suplir con nada ni nadie al Redentor del mundo, al Salvador del mundo: Jesucristo, nuestro Señor.
Él viene cada día, y por eso te dice que estés prevenido. Ahora viene a ayudar, a conducirte, a animarte a amar. Y lo hace por su Espíritu que conduce Su Iglesia edificada sobre Pedro. Ese Espíritu te habla en los acontecimientos, en los hermanos que te exhortan en nombre de Dios, en tu propio corazón cuando ora con sinceridad, en la Palabra predicada y celebrada en la Iglesia Católica. Si quieres encontrar a Jesús, si lo tienes y quieres profundizar tu relación con Él, camina tu fe con la Iglesia. No te dejes separar de la comunidad de la Iglesia, forma parte de ella, no te alejes nunca, intégrala como si integraras tu familia, intégrate a ella que la comunidad de los pecadores arrepentidos y salvados por Jesús. Camina tu fe, vívela, celébrala, exprésala en tus obras, muestra que Dios es Amor a todos a través de tus obras, de tus actos y de tus actitudes, de tus virtudes. Cree profundamente en el Salvador y en sus enseñanzas que la Iglesia te transmite con fidelidad a su Señor, guiada por el Espíritu Santo. No aceptes en tu interior nada que te saque de la Verdad. Ten juicio crítico para que sabiendo los «por qué» de la fe puedas entender el depósito de la fe, el contenido de la fe que la Iglesia te transmite y comprende contigo y transmite contigo a las nuevas generaciones en la misión de cada día en todos los ambientes.
¿Te vas a perder tan impresionante oportunidad de vivir el Reino de Dios por no entregarle tu corazón y tu alma al Salvador, ahora mismo?
Que la Hermosa Madre te haga crecer como hijo/a de Dios y te enseñe a amar, porque de amar se trata la voluntad de Dios. Que el Señor bendito y la Hermosa Madre nos bendigan a todos.

1 comentario:

miriam dijo...

gracias Padre Juan por las palabras volcadas en esta homilía. son apoyo y guía para el seguidor del Señor que quiere, con humildad en el corazón, ser cada día un poquito mas "verdadero cristiano".

«Cuídate de ti mismo». y "Soy mi mayor peligro. Debo buscar salvarme de mi lado oscuro, de mi lado egoísta". "Mi corazón necesita un Salvador, porque no alcanzo jamás a salvarme solo". tres frases que nos muestran el camino a seguir, el rumbo hacia donde apuntar nuestro trabajo interior, siempre pidiendo a Jesús que nos mande su luz para guiarnos y siempre viviendo con nuestra iglesia, todos juntos, caminando como lo que somos: UNA GRAN FAMILIA.

en cuanto a lo que dice de las técnicas a seguir debo decir,que a mí me ha servido para mejorar mi salud física, la música tranqui que ayuda a relajar la mente y el cuerpo, y algunos ejercicios de yoga que enseña a "bajar un cambio" el arduo trajinar de cada día.esto ayuda a la salud física ya que se mejora la hipertensión, se duerme mejor, se descansa mejor,pero es Dios el que nos dá la verdadera paz interior, porque aunque tengamos mejor salud física, lo que me ayuda a "estar mejor" es la salud del alma y ésa solo la conseguimos con la ayuda y obra del Espíritu de Dios que, si se lo permitimos, nos guiará por el camino correcto.
Un abrazo Padre y que Dios nos bendiga siempre