miércoles, 9 de marzo de 2011

Homilía para el 1er Domingo de Cuaresma - Ciclo A

Primera Lectura: Génesis 2, 7-9; 3,1-7
El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?». La mujer le respondió: «Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: «No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte». La serpiente dijo a la mujer: «No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal». Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.
Salmo Responsorial: 50
"Misericordia, Señor: hemos pecado"
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa, / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: / contra ti, contra ti solo pequé, / cometí la maldad que aborreces. R.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso. / Señor, me abrirás los labios, / y mi boca proclamará tu alabanza. R.

Segunda Lectura: Romanos 5, 12-19
Hermanos: Por lo tanto, por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir. Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos. Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas. En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia. Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.

Evangelio: Mateo 4, 1-11
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes». Jesús le respondió: «Está escrito: "El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"». Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra"». Jesús le respondió: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"». El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: «Te daré todo esto, si te postras para adorarme». Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto"». Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.


Pidamos en primer lugar a nuestra hermosa Madre, la Virgen María, que ore por nosotros al Espíritu Santo para que Él nos conceda el don de entender la Palabra.
El ser humano es un ser viviente capaz de relacionarse personalmente con Dios, porque Dios le hizo a su imagen y semejanza, lo hizo viviente y espiritual, pero con la capacidad de optar y decidir si quiere o no seguir en amistad con Dios. El ser humano, puesto en el jardín del Edén, es decir, en la tierra para disfrutar de la tierra y administrarla para crecer, aceptó la seducción del maligno con la ilusión de tenerlo todo como si pudiera ser un dios. “Se tragó el anzuelo”, pero culpablemente, cometió delito, pecó, y porque pecó entró la muerte en el mundo. La muerte pasó a todos los hombres porque todos pecaron. Reinó la muerte, y aún pretende reinar.
El maligno siguió actuando y aún lo hace, pero Dios no abandonó al ser humano jamás. Aunque la muerte pretenda seguir reinando, ya está vencida porque también fue vencido el maligno, porque Dios ha manifestado su misericordia, y vencido el pecado porque Dios ha perdonado y redimido a su pueblo. Toda esa gracia salvadora de Dios manifestada en Jesús, todo ese don de la justicia de Dios, nos ha devuelto la vida y nos hace participar de su Reino.
Por eso debo comenzar pidiendo misericordia, no por mis méritos, sino por su gran bondad. Pido que por su inmensa compasión borre mi culpa, lave mi delito, limpie mi pecado, pues reconozco mi culpa y tengo siempre presente mi pecado, porque contra Él pequé y cometí la maldad que Él aborrece. Pido que cree en mí un corazón puro, un nuevo corazón, abierto a Él, que supere el habernos cerrado al principio. Que me renueve con espíritu firme, para que ahora pueda hacer frente a las seducciones y tentaciones, a las carnadas y anzuelos que me muestran para que me los trague. Un espíritu nuevo de comunión con Dios y no de usurpación. Un espíritu que me vivifique y no que me mate.
El Señor Jesús en el desierto le habla a Satanás pero me lo dice a mí, nos lo dice a nosotros: “No sólo de pan vivirás, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, “No tentarás –no lo pondrás a prueba para usarlo– al Señor tu Dios”, “Sólo a Él rendirás culto”. Y yo, al aceptar su propuesta, al aceptar su palabra me encuentro con el espíritu nuevo, la vida nueva, el corazón puro, con el que Dios me dotó antes de pecar. El camino de regreso es entonces un camino marcado por un viraje en fe, un viraje que no tiene que ser demorado ni planteado para que no me cueste esfuerzo, sino por el contrario, el viraje tiene que ser ya, inmediato, contundente. Tengo la oportunidad que Dios me da y no la puedo desperdiciar ni por miedos, ni acomodos, ni banalidades, ni tibiezas, ni cobardías, ni nada. Toda esa gracia es un don inefable, para no ser despreciada por nada del mundo porque me libera de la muerte, del triunfo del Maligno y de la destrucción del pecado.
Estoy llamado a vivir, a honrar y servir a Dios, aún cuando tenga hambre o deseos irrefrenables de riquezas y placer, aún cuando me quieran confundir y me mientan sobre mí y sobre Dios, aún cuando me lleven a las alturas más grandes y me hagan creer que puedo ser amo del mundo. 
Porque estoy llamado a vivir tengo una invitación especial a hacer el camino hacia la vida que me vendrá por la Pascua. Ese camino a hacer es el camino de la cuaresma: desde el recuerdo de que soy polvo y en polvo me convertiré (recuerda que eres creatura, no eres un dios) hasta la participación en la resurrección y la vida que nos consiguió el Maestro, pasando por el discipulado, es decir, aprender a ser como es el Maestro, a obrar, amar y sentir como Él, a hacer la misma entrega del Maestro en mi cruz. Y mi vida por eso, con todos mis sufrimientos, dejará de ser una vida de castigo para transformarse en una vida que me renovará, me pulirá, me transformará en el día a día de las vivencias, de los encuentros, de los aprendizajes, de las oportunidades para amar, servir, recibir y atender al otro, porque lo haré como mi Maestro, porque soy su discípulo.
Que la Virgen Santa María nos anime y sostenga en el discipulado, y en la conversión constante, firme y feliz, por amor a nuestro Dios.
Dios bendito y la hermosa Madre nos bendigan a todos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Conviértete y cree en el Evangelio" nos decía ayer la Iglesia en la liturgia de las cenizas.
Es una invitación al cambio total de nuestra vida.
A veces creemos que cambiando un pequeño pedacito visible de nuestra vida nos hemos convertido.
Es falso.
Es cumpliMIENTO.
Al convertirme no puedo dejar concientemente nada fuera de mi conversión.

Y convertirme está unido a creer en el Evangelio, a creer en la Buena Noticia de que Jesús Maestro me ha elegido personalmente para que sea discípulo.
Para que viva con Él.
Para que aprenda de Él.
Para que me deje convertir por Él.
Para que acepte que todavía tengo muchos criterios del mundo que necesito dejar y cambiar por la Verdad que Él me propone.

Y este proceso de conversión y cambio tiene una garantía de parte de Jesús: ÉL ME AMA, ÉL YA ME SALVÓ, ÉL YA PAGÓ EL PRECIO DE MI SALVACIÓN.
Ahora es cuestión mía dejar todo lo que me ata, lo que me secuestra, lo que no me dá libertad; es cuestión mía ponerme de pié, seguirlo, vivir con Él y en Él.

Dame fuerza Señor para amar tu Voluntad con todo mi ser.
Ayúdame a vivirla permanentemente.

Abu dijo...

¡¡NO TRAGAR EL ANZUELO!!! ¿Cómo se hace?, ¿Se puede?....
Poder se puede, pero para ello tengo que saber descubrirlo, para descubrirlo, debo ver y pensar con madurez, para pensar con madurez debo formarme y para formarme debo querer hacerlo y buscar los caminos que Dios me va ofreciendo.
Si yo ya tuve la gracia de poder cerrar la boca para que esos anzuelos no penetren en mi, sólo puedo dar gracias a Dios por cuidarme tanto y mantenerme alerta, para no abrir la puerta a los pescadores, malintencionados, que permanentemente acosan y aún se disfrazan de miles de bellos colores para deslumbrarnos. Es una tarea para toda la vida terrena.
Pero, que feo es que yo cierre mi boca y me cuide yo, y no me importen los otros, que viven en este mundo deslumbrados por las carnadas luminosas que el mundo, la sociedad y hasta cualquiera en particular que se borra de todo y no da testimonio del valor de la vida, la vida cultivada para el despues, para construir El Reino y caminar hacia la verdadera luz que es Dios y que nos espera en Su Morada de Gloria. Que yo luche por mi está muy bien, pero si no soy tan generoso como para compartir eso que Dios me regala, mi Gran Formación y Crecimiento, serán técnicamente casi perfectas, pero serán de hielo y no servirá para dar vida a otros. Me asusta el poder ser así, un témpano que enfría el mundo, aunque su presencia y su blancura sean un paisaje maravilloso.
¡No quiero ser un bello paisaje, quiero ser una olla de tres patas (Fe Esperanza Caridad) donde se cocine el guiso que sumando los sabores, texturas y valores de cada uno, pueda luego saciar el hambre de otros!...Presentemos Jesús a todos que Él nos enseña a cocinar.

miriam dijo...

HOY somos Adán y Eva. HOY estamos en el Edén.HOY está el maligno (la serpiente) tentándonos constantemente.a cada instante la sociedad nos dice que podemos ser dioses, que somos superpoderosos, que si TENEMOS, que si COMPRAMOS, que si VESTIMOS tal o cual marca,que si POSEEMOS...
todo está dirigido a nuestro exterior, a la cáscara, ningún mensaje (o muy pocos y buscados con lupa) nos alientan a cultivar nuestro interior, nuestro real YO para tratar de mejorarlo.
en esta cuaresma ( y siempre) hagamos una introspección, un viaje hacia nuestro YO mas profundo y revisemonos desde ese lugar,para conoceros y tratar de mejorarnos, pues la real competencia para ser mejores personas debe ser con nosotros mismos, pidiéndole al Señor la gracia para ayudarnos pero también poniendo nosotros lo que está de nuestra parte. como dice el dicho: A DIOS ROGANDO...PERO CON EL MAZO DANDO.
ROGUEMOS, OREMOS, RECEMOS SIEMPRE AL SEÑOR...PERO MIENTRAS TANTO DEMOSLE DURO CON EL MAZO EN NUESTRO CORAZÓN PARA QUE SEA PURIFICADO, MEJORADO, "AGRANDADO" EN AMOR Y SOLIDARIDAD PARA CON MIS HERMANOS.
Que Dios nos bendiga siempre.

Anónimo dijo...

Qué fuerte el comentario de Dada!!!!!
Me gustó eso de que es feo cerrar la boca y no trasmitir el valor de la vida.
Me gustó mucho la imagen de la olla de tres patas tan propias de quien las ha usado en el campo con verdadera leña.
Hermanita Dada espero que sigas escribiendo para bien de todos los que seguimos esta página.